Antonio Loma-Osorio 
La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) dio a conocer el “equipo ideal” de la década de la Conmebol, una oncena de fantasía integrada por las futbolistas que más hayan destacado en sus puestos en el período comprendido entre los años 2011 y 2020.
En el escalafón, cómo no, el predominio absoluto es brasileño y de las 11 elegidas, siete representan al siete veces campeón continental. Ahí encontramos, desde ya, el primer mérito de nuestras dos representantes en tan prestigiosa nómina: Christiane Endler y Carla Guerrero aparecen en un once de ensueño en que se imponen casi por defecto jugadoras de una selección que, en esta parte del mundo al menos, no tiene contrapeso histórico.
Pero cabe la pregunta, ¿tienen nuestras dos representantes méritos suficientes para codearse allí, en la elite continental? Al análisis de los hechos, la respuesta es un resonante sí.
En el caso de Tiane, la unidad de medida sencillamente no aplica. Está en la cima del mundo y quien hubiese querido arrebatarle su lugar en la lista solo pudo aspirar a mirarla desde abajo. Y desde muy abajo.
Hurgando en la década, no aparece nombre alguno que pueda llegar a pelear el trono a la “1” del PSG Féminines. Quizás la brasileña Andréia Suntaque reclame sus fueros, pero su momento de gloria, con dos finales olímpicas y una medalla de plata mundial, fue en la década del 00. En este decenio en cambio, con solo Alemania 2011 en su currículum —incluido el recordado partido ante Estados Unidos, con gol de Abby Wambach al minuto 120— simplemente no le alcanza.
Enumerar las capacidades y logros de Christiane Endler da para análisis infinitos. Qué más se puede decir de la mejor de las mejores que aún no se haya dicho. Lo que sí es seguro es que la mira de la capitana de la Selección no está en disputar el cetro continental, el cual tiene asegurado mirando para atrás, sino en seguir la ruta de la excelencia y, por qué no, entrar a batallar por un lugar en el Olimpo de las mejores de la historia en que ya están, por ejemplo, la estadounidense Briana Scurry o la alemana Nadine Angerer.
En el caso de Carla Guerrero, si bien la “Jefa” no tiene el mismo brillo mediático que su compañera en la Selección, sus laureles hablan por sí solos. No existe en Chile futbolista, ni hombre ni mujer, con más títulos nacionales de Primera División que la aguerrida defensora central de La Roja.
Tanto Endler como Guerrero se ganaron de sobra estar en el 11 ideal. Son figuras rutilantes, esenciales en nuestra actividad, y espejos gigantescos para las nuevas generaciones de niñas que, cada día más, buscan abrirse paso en el fútbol chileno.
Antonio Loma-Osorio.
En total, Guerrero exhibe 14 medallas, más una Copa Chile y tres Copas de Campeonas, además de la Copa Conmebol Libertadores Femenina de 2012. Una colección envidiable, sin parangón en el continente.
A nivel de Selección, en tanto, lo mostrado por la “Jefa” en el primer mundo del fútbol internacional también impresiona. Más allá de demostrar una entereza asombrosa al recuperarse de un corte de ligamento cruzado en tiempo récord para estar en la Copa del Mundo, Guerrero ha hecho frente a lo más selecto del universo futbolístico global.
Se vienen a la memoria momentos indelebles, como cuando defendió con uñas y dientes la zaga nacional contra la poderosa Canadá comandada por Christine Sinclair, en 2013; cuando “trancó con la cabeza” a Eugenie Le Sommer, en el amistoso en Caen de 2017, o cuando en sus pies estuvo uno de los tres goles con que Chile venció a las poderosas Matildas australianas en Penrith en 2018, hasta la fecha el resultado más importante en nuestra historia futbolística, debido a la envergadura del adversario.
Quizás exista quien entre sus candidatas hubiese puesto a la brasileña Bruna Benites o a la colombiana Natalia Gaitán. Sí, buenas opciones, pero ni en galería de trofeos ni en carisma superan a la “3” de La Roja. La pregunta no es si Benites o Gaitán hubiesen desplazado a Guerrero, sino si acaso Camila Sáez no merecía un lugar acompañando a su histórica escudera en la retaguardia de nuestra Selección.
Un logro inmenso, superlativo, que en caso de haber sido conseguido por algún varón, de seguro aún provocaría vítores en los programas deportivos de las 2 de la tarde. Pero lo merecen; tanto Endler como Guerrero se ganaron de sobra estar en el 11 ideal. Son figuras rutilantes, esenciales en nuestra actividad, y espejos gigantescos para las nuevas generaciones de niñas que, cada día más, buscan abrirse paso en el fútbol chileno.
Crédito fotos: ANFP.
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