El mercado de pases “anti” Fútbol Femenino en Chile

Jugadoras de fútbol femenino

Futbolistas en entrenamiento

El prefijo “anti” significa opuesto o contrario, que es exactamente lo que hace el actual sistema de fichajes con las jugadoras y a sus expectativas de crecimiento, en un mundo donde casi todo está en contra: se opone, obstaculiza.

El artículo 20 del Reglamento sobre el Estatuto y la transferencia de jugadores enero 2021 de la FIFA establece que “la indemnización por formación se pagará al club o clubes formadores de un jugador: 1) cuando el jugador se inscriba por primera vez como profesional y 2) por cada transferencia del jugador profesional hasta el fin de la temporada en la que cumple 23 años”.

Sin embargo, precisa que “los principios de la indemnización por formación no serán aplicables al fútbol femenino”.

En el caso de Chile, podemos ver lo que se establece en las bases del Torneo de Transición 2020, que en su artículo 9º fija las normas de Pago de derechos de jugadoras provenientes de otro Club de la ANFP, en donde se determinó que si una jugadora se quería cambiar de un club a otro, debía pagar por ese pase, ya sea ella o el club que quiere integrarla a sus filas.

Si la jugadora es menor de 18 años para cambiarse de club debía pagar 15 UTM —al precio de hoy $51.131 equivale a $766.965 pesos—; si la jugadora era mayor de edad debía desembolsar 10 UTM —lo que equivale a $511.310 pesos—; y en el caso de que la futbolista fuese seleccionada nacional, el pase cuesta el doble.

La mayoría de los clubes no remuneran a las jugadoras, no pagan cotizaciones previsionales, pensión de vejez, ni seguro de cesantía, en muchos ni siquiera les dan un aporte para el transporte público.

Carla Andrade.

Probablemente estas cifras suenen muy bajas si las comparamos con los pases de jugadores hombres. No obstante, considerando la realidad del fútbol femenino, se trata de montos significativos.

La realidad del fútbol jugado por mujeres no es el de los grandes equipos. La mayoría de los clubes no remuneran a las jugadoras, no pagan cotizaciones previsionales, pensión de vejez, ni seguro de cesantía, en muchos ni siquiera les dan un aporte para el transporte público.

Muchas de ellas no pueden pagar esos pases retenidos por los clubes y finalmente deben dejar de jugar. Otras lo pagan para irse a otro club y terminan en exactamente la misma situación año tras año. Y las menos, reciben ese pago de parte del club que las recibe.

Las futbolistas juegan cada fin de semana y representan su escudo con orgullo. Podrían recibir aplausos de las dirigencias, pero tampoco ocurre, porque muchas veces no conocen siquiera sus nombres.

Muchos clubes aprovechan de cobrar este monto mientras se romantiza la precariedad laboral de sus jugadoras, por que sí, ser futbolista profesional es un trabajo. Y cuando muchas veces solo les han entregado 3 balones para patear o camisetas XXL que les sobraron del equipo de hombres. Casos reales y conocidos en el medio futbolístico.

Así y todo quieren exigir una vuelta de mano, un pago compensatorio, cuando lo único que han hecho es prestarles el nombre de la institución. ¿Por qué cobrarle a una jugadora que en la práctica no ha recibido nada?

La forma en que se estructura este “mercado” hoy en Chile sólo traba la libre entrada y salida de las jugadoras de un club a otro. Cambio que muchas veces hacen pensando en que quizás sus condiciones mejorarán, y no sólo en términos de salarios, sino también de trato e infraestructura.

¿Cuándo será el día en que ese pase represente realmente una inversión en las jugadoras? ¿Cuándo será que valga efectivamente lo que cobran? Porque claro está que hoy no.

Comentarios

Carla Andrade

DIRECTORA | Ingeniera Comercial de profesión, feminista en formación y activista por el desarrollo del fútbol jugado por mujeres dentro y fuera de la cancha en Revista FutFem y Contragolpe.

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