Es urgente cambiar el discurso

Seleccio?n de Chile vs Cameru?n vuelta repechaje oli?mpico 2021

Seleccio?n de Chile vs Cameru?n vuelta repechaje oli?mpico 2021

La narrativa obsoleta que sigue asegurando que las jugadoras de la selección son “las guerreras que no tienen nada” es aceptable para medios tradicionales que no investigan más allá. El problema llega cuando los dirigentes futbolísticos se escudan en esas palabras.

Seguimos borrachos por el éxito de la Selección. El país, una vez más, se rindió a los pies de la Roja y un éxito colosal, titánico. Por primera vez en la historia, un deporte colectivo femenino representará a Chile en los Juegos Olímpicos.

Decir brillante es poco; la verdad, los adjetivos no son suficientes. Consumado el logro, desfile interminable de comentarios, de parte de novatos y avezados por igual, con loas por montones para el equipo chileno. Entre propuestas de matrimonio para Chrstiane Endler, peticiones de defensa de tesis para Karen Araya y solicitudes para soplarle el té a Yessenia López, comenzó a crecer como la espuma el discurso clásico que aflora cada vez que la Selección es exitosa.

Una narrativa obsoleta, que si bien en un contexto retrospectivo histórico sí fue verdad, hoy está lejos de la realidad. Relato, por lo demás, que lo único que logra es frenar el desarrollo del fútbol practicado por mujeres y que impide, muchas veces, seguir con los saltos de calidad que la Selección necesita.

Este análisis basa su existencia exclusivamente en la actualidad de la Selección Absoluta de Mujeres. El campeonato nacional o las divisiones menores es harina de otro costal y será analizado en su momento. Dicho esto, ¡cuánto daño le hace al fútbol femenino de Chile el verso ese de “ellas solas consiguieron esto”, “las pobrecitas” o “las guerreras que no tienen nada”!

¡Basta! La realidad que hoy exhibe la Selección Chilena dista radicalmente de lo pregonado por esas voces facilistas. Luego del infame abandono propiciado por la regencia de Sergio Jadue y sus secuaces, la Roja experimentó un renacer indiscutible. Bajo el alero de una administración de la ANFP/FFCh (la anterior, no la actual) 100% comprometida con el desarrollo del fútbol de mujeres y un impecable trabajo en conjunto con la ANJUFF (es decir, dirigentes y jugadoras); nuestra selección pasó, en muy poco tiempo, de no existir en el ranking FIFA a estar entre las 12 elegidas para los Juegos Olímpicos.

La totalidad del plantel que viajó a Turquía está compuesto por jugadoras profesionales, reciben sus viáticos acordes a deportistas de élite, para los partidos “por los puntos” los viajes los realizan en primera clase; cuentan con un staff de alrededor de 15 personas dedicado exclusivamente a sus rendimientos, disponen de indumentaria adecuada, entre otros muchísimos asuntos que, hace algo menos de cuatro años, eran impensados.

De parte de los medios de comunicación “tradicionales” es esperable que se cuelguen de este discurso, pues sabido es que les da una flojera inmensa averiguar un poco más allá sobre esta disciplina. Por eso les resulta mucho más viable descansar sobre tan cómoda palabrería.

Es así como al mismo tiempo que llenan páginas y páginas con “el esforzado camino de las mujeres”, muestran una incapacidad inmensa para algo tan sencillo como saberse el nombre de las seleccionadas nacionales. Sí, decirle Fernanda Lara a la goleadora histórica de la Selección es, por lo bajo, una falta de respeto.

Así, un medio nacional hizo su 1×1 del empate entre La Roja y Camerún. Con los nombres mal puestos y faltándole el respeto a las seleccionadas. Foto: Captura

El gran problema radica en cuando ese discurso de “las guerreras que no tienen nada” es adoptado por autoridades que sí son relevantes en el quehacer del fútbol practicado por mujeres. Analicemos, por ejemplo, lo que hoy pasa en la ANFP. Luego del caótico 2020 en Quilín, en que un golpe de estado maquinado por un grupo de presidentes de clubes terminó abruptamente con la administración de Sebastián Moreno, Pablo Milad llegó al sillón presidencial del fútbol chileno.

Para ser más precisos. Los 32 rectores de los clubes asociados de Primera División y Primera B pusieron al dedómetro a uno de los suyos a regir la actividad. Tanto lo que les compete (sus ligas), como aquello en lo que, en un mundo ideal, no tendrían pito que tocar (selecciones nacionales, desarrollo, fútbol femenino). Pero el fútbol chileno funciona así. 32 integrantes de una liga profesional son los que hacen y deshacen en todos los temas, les competan o no. Y eso no va a cambiar, a menos que se produzca una milagrosa intervención de la FIFA para, de una buena vez, separar a la ANFP de la Federación de Fútbol de Chile.

En fin, Pablo Milad. No es novedad que quien llega a la testera de la ANFP sepa poco y nada del fútbol femenino. Como está estructurada la actividad, a su comando siempre aparecerá alguien cuyo conocimiento se remita a los 32 clubes omnipotentes y, en una de esas, a Alexis y Vidal. Su tarea será aprender, lo que está bien, pues no saber de algo nunca ha sido pecado; pero como lo que reina es “el discurso”, a Milad se le hizo muy sencillo descansar sobre él y no adentrarse en la realidad del fútbol femenino.

Recuerdo bien su primera comparecencia ante los medios de comunicación. La colega, especialista en fútbol practicado por mujeres, le realizó una pregunta muy específica. “¿Cuál es su plan para la Selección Femenina, con miras a los Juegos Olímpicos, la Copa América, el Mundial de 2023 y los Panamericanos”. La respuesta desnudó que el timonel del fútbol chileno echaría mano al “discurso”; aunque no recuerdo textualmente las palabras, dijo algo así como que el fútbol femenino es súper apasionante y que, como ellas han luchado solas, hay que apoyarlo… Poca sustancia. Simple, como son “las guerreras que no tienen nada”, cualquier micro sirve.

Un segundo episodio se podría establecer en el primer encuentro del presidente con la Selección, en un microciclo en Quilín. Acompañado por la Ministra de Deportes, Cecilia Pérez, quien, al igual que Milad, de fútbol femenino entiende lo mismo que de física neumática. Las palabras de ambas autoridades fueron de la mano con “el discurso”: por ahí por “ustedes que luchan solas y que nadie las ha apoyado”. Equivocado. No era ese el foco.

Las condiciones ya existen y constituyen el piso básico. La conversación es de ahí para arriba. Lo que tenía que decir en el primer encuentro era “Hola, bienvenidas. Sentémonos entonces a conversar sobre la planificación, sobre los premios y cómo avanzamos en todos los compromisos que vienen”… Me quedo con el comentario que me hizo una seleccionada, luego de ese encuentro. “Pucha, luchar por 12 años para que a una la traten como profesional y escuchar esto: que vienen a ayudarnos”.

Y hasta que llegó el tercer capítulo. El abanico de razones por las que Milad se mandó ayer tan delirante declaración es amplio, casi infinito. Sin embargo, buena parte de tan desmesuradas aseveraciones descansa, una vez más, en “el discurso”. El proceso reflexivo debe haber sido más o menos así: “como estas son las guerreras, da lo mismo, entre las cuatro primeras nomás. Quién lo va a cuestionar. Total, seguro que las otras selecciones no son gran cosa tampoco”. El solo hecho de imaginar una declaración respecto del fútbol de hombres del tipo “el objetivo en el Mundial de Qatar es ser campeón del mundo” resultaría, a lo menos, risible.

En conclusión, es hora de modificar de una vez por todas el relato en lo que a la Selección Chilena se refiere. Es una manera de crecer, de establecer un piso mínimo para empezar a conversar. No más “pobrecitas”, no más “guerreras desamparadas”. Al final, eso no hace más que facilitarle el desinterés y el escaso compromiso al que viene llegando. La Roja es un equipo profesional, serio, con condiciones para trabajar; no hay por qué seguir mirándolo de manera condescendiente ni romantizando las carencias del pasado. Quien llegue tiene que estar a la altura y saber que está obligado a aprender.

Michelle Akers, la legendaria futbolista estadounidense campeona del mundo en 1991 y 1999, comentó alguna vez en una entrevista que para sus primeras giras en los ochenta, usaban ropas de hombre, porque no había más. Hoy, Megan Rapinoe tiene a esa lucha unos diez pisos más arriba: aboga por el “equal pay” para la Selección más ganadora de la historia… Aprendamos acá en Chile y, de una buena vez, cambiemos el discurso para que podamos avanzar.

Foto: Comunicaciones ANFP

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Antonio Loma-Osorio

Periodista y Licenciado en Comunicación Social. Trabajó en cadenas internacionales de deportes como PSN y GolTV. Por 8 años fue el jefe de prensa de la Seleccion Chilena. Integra el panel de expertos del Diario The Guardian, que elige a las 100 mejores futbolistas del mundo.

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